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Si tienes una vivienda que quieres alquilar para obtener unos ingresos regulares, una de las primeras medidas cruciales es asegurarte de la solvencia del inquilino. Aunque confiar en la buena fe de las personas y esperar que cumplan con las obligaciones de pago puede ser tentador, las estadísticas indican un aumento significativo en el número de inquilinos morosos en los últimos años. Por lo tanto, es prudente tomar precauciones para evitar posibles complicaciones a medio y largo plazo.
En caso de que el inquilino deje de pagar la renta, te verás privado de los ingresos regulares esperados y no podrás disponer de la vivienda. Además, si no se logra un acuerdo amistoso, será necesario contratar a un abogado y procurador para presentar una demanda de desahucio por impago de alquiler en el Juzgado. Este proceso judicial, que puede extenderse durante varios meses hasta la fecha de lanzamiento, añade complejidad y estrés a la situación. Por lo tanto, asegurarse de la solvencia del inquilino desde el principio es una medida preventiva fundamental para proteger tu inversión y evitar posibles contratiempos legales.
Existen varias señales que pueden indicar la falta de fiabilidad de los inquilinos. Solicitar un contrato de trabajo vigente, las últimas tres nóminas y referencias como inquilino es una práctica razonable. Sin embargo, una estrategia común entre los inquilinos morosos es pagar varios meses por adelantado, aparentando solvencia y generando confianza en los propietarios.
Claves para que los inquilinos paguen siempre
Establecer un precio de alquiler adecuado es esencial para que el inquilino cumpla con los términos del contrato de arrendamiento en cuanto al pago puntual de la renta. Este precio debe estar en sintonía con la ubicación, el estado de la vivienda y las condiciones del mercado inmobiliario. Aunque la idea de fijar un precio por encima del valor de mercado para aumentar los ingresos puede parecer atractiva, puede limitar la cantidad de candidatos disponibles, llevando a una selección más limitada y posiblemente a una elección menos favorable.
El contrato de alquiler debe ser redactado por escrito, con la firma de ambas partes en todas las páginas. Para evitar problemas futuros, se recomienda incluir un inventario y fotografías de la propiedad en el contrato. Las cláusulas esenciales abarcan datos personales, el monto exacto de las rentas, la duración del contrato según la Ley de Arrendamientos Urbanos, y especificaciones sobre responsabilidades de reparaciones, diferenciando entre daños causados por mal uso del inquilino y aquellos que afectan la habitabilidad del piso, responsabilidad del propietario.
Un retraso ocasional en el pago de la renta no necesariamente debe generar alarma, pero sí debería alertar sobre posibles problemas futuros. En caso de que los retrasos se vuelvan recurrentes, es crucial hablar con los inquilinos para comprender la situación. Si un retraso evoluciona hacia un impago, buscar asesoramiento legal de un abogado es una medida recomendable. Asegurarse de abordar las señales tempranas de posibles problemas financieros puede ayudar a prevenir complicaciones a largo plazo.
Fichero de Inquilinos Morosos
La mejor herramienta a tu disposición para evaluar la puntualidad en el pago del alquiler por parte del arrendatario es el Fichero de Inquilinos Morosos (FIM). Consultar el FIM es un procedimiento sencillo, solo necesitas ingresar la renta mensual del piso, el documento de identificación del inquilino y sus ingresos mensuales. El informe resultante proporciona información valiosa, como si el inquilino tiene historial de morosidad en viviendas anteriores, su nivel de riesgo evaluado por el FIM Score, y la calidad de la operación (AAA, AA, A, B, C o D). Con esta herramienta, puedes tomar decisiones informadas antes de firmar el contrato de arrendamiento.
