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Cuando un inquilino deja de pagar el alquiler a mitad de contrato, la situación puede convertirse en un problema serio para cualquier propietario.
La pérdida de ingresos, la incertidumbre legal y el desgaste emocional que genera esta situación pueden poner en jaque la rentabilidad y tranquilidad del arrendador. Por eso, es fundamental saber cómo actuar con rapidez y seguridad.
Detectar el impago a tiempo
El primer paso es detectar el impago lo antes posible.
Muchos propietarios esperan varios días antes de considerar que existe un problema, pero basta con que pase la fecha acordada en el contrato sin que se haya efectuado el pago para que se considere un incumplimiento.
Una vez confirmado el retraso, es recomendable contactar de forma amistosa con el inquilino. Puede tratarse de un olvido o un problema puntual de liquidez. Sin embargo, si el inquilino no responde o da excusas vagas, es necesario activar mecanismos más formales.
Revisión del contrato y comunicación formal
Antes de iniciar cualquier procedimiento, es importante revisar el contrato de arrendamiento. Verifica qué cláusulas hay relacionadas con los impagos, los plazos para abonar la deuda y las consecuencias en caso de incumplimiento.
Con base en eso, debes enviar un requerimiento de pago por escrito, preferiblemente mediante burofax con acuse de recibo.
Este documento sirve como prueba en caso de tener que iniciar un proceso judicial. En él se debe indicar la cantidad adeudada, el concepto y el plazo máximo para abonar la deuda antes de que se inicien acciones legales.
¿Cuándo se puede echar a un inquilino?
Uno de los errores más comunes entre propietarios es pensar que pueden desalojar de inmediato al inquilino. Sin embargo, la ley establece plazos y procedimientos concretos para estos casos.
Si el inquilino no paga después del requerimiento formal, el siguiente paso será iniciar un procedimiento judicial de desahucio por falta de pago.
Aquí es donde muchos propietarios se preguntan cuándo se puede echar a un inquilino. La respuesta no es inmediata, ya que dependerá del juzgado, la carga de trabajo y si el inquilino se opone o no a la demanda.
El proceso puede tardar varios meses, por lo que actuar con rapidez desde el primer impago es clave para reducir daños.
Incluir al inquilino en el Fichero de Inquilinos Morosos
Una de las herramientas más eficaces y disuasorias con las que cuenta el propietario es el Fichero de Inquilinos Morosos (FIM).
Incluir al arrendatario en esta base de datos oficial puede suponer una presión adicional para que regularice su situación, ya que quedará registrado como moroso, lo que afectará a sus futuras posibilidades de alquiler.
Muchos propietarios se preguntan si es legal el fichero de inquilinos morosos. La respuesta es sí. Esta base de datos cumple con toda la normativa vigente y su inclusión se realiza siguiendo un proceso transparente y documentado.
Además, es una herramienta cada vez más utilizada tanto por propietarios como por agentes inmobiliarios para filtrar candidatos antes de firmar un contrato.
Mediación: ¿una opción viable?
En algunos casos, puede valorarse una mediación entre propietario e inquilino. Esta vía puede ayudar a alcanzar un acuerdo de pago, evitar el desahucio y recuperar lo adeudado.
Sin embargo, no es recomendable alargar esta etapa si el inquilino no muestra verdadera intención de regularizar su situación.
Un inquilino que no paga, pero sigue ocupando el inmueble sin intención de irse ni negociar, está generando pérdidas que podrían prolongarse indefinidamente.
Consecuencias del impago para el arrendador
El impago del alquiler no solo supone la pérdida directa de ingresos. También puede conllevar:
- Gastos adicionales en abogados y procuradores.
- Meses sin percibir rentas mientras avanza el proceso judicial.
- Deterioro del inmueble si el inquilino no cuida la vivienda.
- Costes de reparación tras el desalojo.
Por eso es fundamental actuar con previsión y tomar medidas preventivas antes de firmar cualquier contrato.
Prevención: la mejor herramienta contra la morosidad
La mejor forma de evitar problemas es anticiparse. Antes de firmar un contrato de arrendamiento, es recomendable solicitar documentación al futuro inquilino (nóminas, contrato laboral, referencias) y, sobre todo, consultar su historial en el FIM.
Esta base de datos permite comprobar si el candidato tiene antecedentes de impago y asigna un FIM Score con una evaluación objetiva de su nivel de riesgo.
Muchos propietarios ya utilizan esta herramienta como parte habitual de su proceso de selección de inquilinos. No se trata de desconfiar por defecto, sino de proteger una inversión que, en la mayoría de los casos, representa un esfuerzo económico importante.
¿Qué pasa si el inquilino abandona el piso pero deja deudas?
No es infrecuente que algunos inquilinos opten por abandonar el inmueble sin previo aviso y sin saldar las cantidades pendientes. En estos casos, el propietario puede reclamar judicialmente las deudas mediante una demanda por impago.
También puede inscribir al exinquilino en el Fichero de Inquilinos Morosos si cuenta con la documentación que acredite la deuda.
Incluir estos impagos en el FIM no solo facilita la recuperación de la deuda a largo plazo, sino que contribuye a crear un entorno de mayor seguridad jurídica para todos los actores del mercado del alquiler.
Resumen de ideas clave
Cuando un inquilino deja de pagar el alquiler a mitad de contrato, es fundamental actuar con rapidez, documentar todo el proceso y utilizar herramientas legales y preventivas como el requerimiento formal, la demanda de desahucio y el Fichero de Inquilinos Morosos.
Además de conocer cuándo se puede echar a un inquilino, es importante adoptar un enfoque preventivo y asegurarse de que el inquilino seleccionado no tiene antecedentes negativos.
Para ello, consultar si es legal el fichero de inquilinos morosos y usarlo de forma habitual es una de las mejores decisiones que puede tomar un propietario.
Contar con el respaldo de empresas especializadas como FIM te permitirá gestionar estos casos con mayor agilidad y minimizar el riesgo de impago en futuras operaciones.
La prevención sigue siendo la estrategia más eficaz para proteger tu patrimonio y evitar conflictos que pueden alargarse durante meses.